Áreas de Actuación

ZEC Archipiélago Chinijo

Este espacio, situado en la región bioxeográfica Macaronésica, comprende los islotes al noroeste de Lanzarote, la Graciosa y Alegranza, así como una importante franja costera que abarca todo el flanco occidental del macizo de Famara (rocas de Famara) y las explanadas de Lomos Blancos, Sacominas y costa Blanca. Todo este complejo constituye un área de excepcional valor paisajístico y natural dentro del Archipiélago Canario. El conjunto se encuentra sobre una plataforma marina cuya profundidad no supera los 200 metros que acaba al noroeste de Alegranza. En el aspecto geológico, que en el macizo de Famara corresponden a la Serie I (macizo antiguo de Lanzarote).

El paisaje está caracterizado por la presencia de notables edificios volcánicos, como La Caldera de Alegranza con un cráter de 1,1 Km de diámetro y una altura de 289 m. Originariamente constituían un edificio de mayores dimensiones, pero sufrieron un largo e intenso desmantelamiento a consecuencia de la erosión, hasta conformar su actual #fisonomía. Por otro lado se encuentra el Macizo de Famara que se desarrolla a través de 23 Km y alcanza una altura de 670 m en las Penas del Chache, punto culminante de la isla de Lanzarote. También destacan los campos de lavas en Alegranza, y de dunas como los de la Graciosa, situados al norte y sureste de la isla.

El acantilado está formado por el apilamiento de multitud de basaltos tabulares antiguos, entre los que se intercalan depósitos piroclásticos y terrígenos, estos últimos con frecuencia transformados en almagres. En una zona del escarpe se aprecia un río de lavas más recientes, procedente de la erupción del próximo volcán de la Corona, hay menos de 5.000 años. Aunque la mayor parte de las lavas de este volcán se derramaron hacia el Este, un pequeños flujo derivó hacia el portillo de Vega Chica, al norte de Gautifay, desbordando el veril y precipitándose por el acantilado.

El paisaje volcánico tiene continuidad bajo las aguas marinas, los islotes tienen una amplia plataforma rocosa, donde abundan los veriles, cornisas, y algún túnel como lo que atraviesa el Roque del Este. Por debajo de los fondos rocosos aparecen fondos detríticos, con arenas de origen orgánica en algunas zonas y fondos de rodolitos en otras.

La biota que soportan los fondos del archipiélago es única, tanto en el que se refiere a su biodiversidad como a su biomasa. Hasta el momento se catalogaron 304 especies de macroalgas marinas, lo que representa el 53,15% de la flora total del Archipiélago Canario y es la zona de las Islas con mayor índice de diversidad de especies de macroalgas. Destaca la presencia de elementos poco frecuentes en el resto del Archipiélago, como son Meristotheca decumbens, Gloiocladia blomquisti, Leptofauchea brasiliensis y Cryptonemia seminervis. La banda de algas pardas fotófilas tiene aquí una de las mejores representaciones, alcanzando hasta la profundidad de 30 m en algunos sectores (Roque del Este). Esta banda junto con las praderas de fanerógamas marinas o "sebais" son comunidades muy interesantes porque llevan asociadas muchas otras especies vegetales y animales.

Los acantilados de Famara son un centro genético de flora con una alta concentración de endemismos (más de 60 spp.) con la presencia de una quincena de elementos exclusivos (entre las que cabe citar la Atractylis arbuscula ssp. arbuscula, Helianthemum branwelliorum, Helianthemum gonzalezferreri, Convolvulus lopezsocasi, Plantago famarae, Pulicaria canariensis lanata o Orobanche gratiosa), 13 de Lanzarote y los islotes, 24 de las islas orientales, 25 endemismos canarios y 13 macaronésicos. Esto supone la presencia de 80 endemismos macaronésicos, lo que representa más de un 75% de la flora endémica de Lanzarote y hasta un 12% de la flora endémica canaria. Los islotes no parecen contar con especificidades únicas entre la flora, a no ser la parásita Orobanche gratiosa y el ajo de Alegranza (Allium subhirsutum obtusitepalum), aunque sí hay especies características del conjunto de islotes y del norte de Lanzarote (géneros Limonium, Ononis, etc). @Dito flora se componen sobre todo de especies herbáceas o arbustivas.

El poblamiento invertebrado también es muy interesante, con especies que en otros fondos se encuentran la mayor profundidad y que aquí pueden ser observadas por los buceadores, como es el caso de la vega (Stichopathes gracilis), a gorgonia (Paramuricea grayi), el coral naranja (Dendrophyllia ramea) y algunas colonias del coral negro (Antipathes wollastoni) y de la gerardia (Gerardia savaglia). También están bien representados los campos de las gorgonias roja (Leptogorgia ruberrima) y amarilla (Leptogorgia viminalis). Además existen 14 especies de @invertebrado terrestres endémicas de los islotes y el musgaño canario (Crocidura canariensis) también endémico.

La ictiofauna de los islotes cuenta con 228 especies de pescados, de las cuales 38 son de pescados condrictios o cartilaginosos y 190 de pescados osteictios u os ose. Existen endemismos litorales canarios como el caboso (Didogobius kochi) y Diplecogaster ctenocrypta. Endemismos macaronésicos como la fula negra (Abudefduf luridus), el pejeperro (Bodianus scrofa), el romero (Centrolabrus trutta), el caboso (Chromogobius britoi), el chupasangre (Lepadogaster zebrina), el caboso de los charcos (Mauligobius maderensis), la morena negra (Muraena augusti) y el abad (Mycteroperca sombría). También están presentes otras especies que en el resto del Archipiélago son escasas o raras, como es el caso del romero capitán (Labrus bergylta), la baila (Dicentrarchus punctatus), lo róbalo o lubina (Dicentrarchus labrax), y el corvinato (Sciaena umbra), que aquí son relativamente frecuentes.

Esta abundancia es el recurso alimenticio para numerosas aves marinas que tienen una diversidad excepcional, sobre todo en los islotes que conforman para las aves un hábitat singular que por sus características es altamente representativo, donde vive una decena de aves amenazadas (halcones, paiños, etc). Entre ellas el paíño pechialbo (Pelagodroma marina hypoleuca) que probablemente la tiene su única colonia de cría en Canarias en el islote de Montaña Clara. La pardela cenicienta (Calonectris diomedea borealis) que en Alegranza presenta la mayor densidad reproductora de Canarias y del territorio nacional, la pardela chica (Puffinus assimilis baroli), también nidifican el petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii bulwerii) y otras dos especies de paíños. Pero también en la costa lanzaroteña, donde nidifican varias parejas de halcones y #águila pescadoras. Otro tanto se puede decir para las explanadas al norte de Sueno y sus bajíos costeros, las primeras con una buena representación de aves esteparias (Hubaram corredor, calandria, etc.), y los segundos con poblaciones de aves limícolas como alcavaranes, garcetas, zarapitos, etc. Otro grupo de aves presente son las rapaces, representadas por el águila pescadora (Pandion haliaetus), los halcones de eleonor (Falco eleonorae) y de berbería (Falco pelegrinoides), el alimoche o guirre (Neophron percnopterus percnopterus) entre otros.

Entre los mamíferos es de señalar la presencia en montaña Clara del musgaño canario endémico Crocidura canariensis. Tanto los islotes del norte de Lanzarote, como las rocas de Famara y las explanadas del Jable, constituyen elementos geomorfológicos destacados de gran belleza paisajística. A su importancia geológica hay que unir la biológica con varias especies amenazadas y protegidas -algunas exclusivas de este espacio-, y unas características naturales en buen estado de conservación.

Dentro de este espacio se sitúan varios asentamientos humanos: dos en la isla de Graciosa, Caleta de él Sebo y Pedro Barba; y otros dos en Lanzarote, La Caleta y la urbanización de Famara. En este último se concentra el turismo del área, favorecido por la presencia de la próxima playa de Famara, aunque La Graciosa también tiene alguna actividad de este tipo (en la época estival suelen llegar más de 200 visitantes diarios). Las medidas de regulación de los visitantes, establecidas a través de la correspondiente planificación del Parque Natural, permiten el desarrollo ordenado de la presencia de visitantes en el archipiélago, sin afectar al estado de conservación de los componentes naturales.

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